Intzako Dorrea
El lunes, para hacer un poco de hueco para los langostinos, nos acercamos a Aralar a dar un paseo. Aparcamos en el Guardetxe, y comenzamos a caminar por la pista de Pagomari. Desde allí ya se ve la cumbre de las Malloas, y el camino hacia ella es bastante evidente. Por cualquier línea se llega bien a la cumbre, a través primero de praderas y luego del lapiaz, sorteando los restos de las nevadas del principio de la semana. Con buen tiempo, claro. Por que si se echa la niebla encima la cosa cambia, hay pocas referencias y los cursos de agua son interiores, y acaban desapareciendo en alguna dolina. En ese caso es imprescindible una brújula para mantener el rumbo. Hay bastantes manchas de pintura roja a lo largo del recorrido, pero no es difícil perderlas.
No fue nuestro problema, teníamos buena visibilidad, y disfrutamos de las vistas del pirineo desde la cima. Nunca había subido al Hirumugarrieta, y cuando por fin llego a la cima resulta que le han cambiado de nombre, y que ahora se llama Intzeko Dorrea. Topónimos aparte, es el punto más elevado de la sierra de Aralar, y se levanta más de mil metros por encima del valle de Arraitz.
Para volver, seguimos la cuerda de Malloak hacia el sur, pasamos por el Beldarri y cruzamos de nuevo los prados salpicados por simas y dolinas. Volvemos por la pista de Bustintza, realmente pintoresca, y, como estaba previsto, nos perdemos en el hayedo y acabamos en la carretera un kilómetro por debajo de nuestro punto de partida. Completamos así un bonito recorrido circular, en cuatro horas chino-chano.
Después subimos al Santuario. El bar está cerrado por reformas, así que para subir andando desde Uharte es imprescindible llevar la bota de vino y el Tupperware con la tortilla de patata. Hacerlo en otras condiciones estando avisados sería una imprudencia.
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